En esta ocasión la historia de este libro se origina cuando ella misma recibe la carta de un peculiar admirador de sus libros -un tal Melvin Mapple- y decide contestarle. Esa decisión provocará una curiosa sucesión de cartas con una historia por contar de lo
más variopinta.
No leo a Amelie Nothomb porque me llame el argumento de sus contraportadas (ni por supuesto sus horrorosas portadas^^) leo a Amelie Nothomb porque me encanta como escribe, abrir sus libros pensando ¿con que idea loca me sorprenderá esta vez? Y sigo leyendo emocionándome descubriendo que hay un cerebro escritor con ideas tan interesantes, estrambóticas y la vez tan cotidianas. Para mí es un estilo único e inimitable, se que no puede gustar a todo el mundo pero es que yo la leo siempre con la boca abierta de la admiración.
Cuando decido que quiero leer algo de esta mujer, no me entretengo en leer la sinopsis, simplemente me decanto por el título que más me llama la atención en ese momento y me lanzo en bomba a su interior como si de una piscina se tratara.

Además de contarnos un punto de vista de lo más original y estrambótico, en el que curiosamente entreleemos verdades como puños, también aprovecha para hablarnos de lo que supone para un autor la ardua tarea de intentar contestar todas las cartas que recibe: un tumulto de historias interesantes, manuscritos infumables, peticiones de los más interesadas, gente curiosa y un gran etcétera.
Sus reflexiones hacia ese y otros temas no tienen desperdicio alguno y como siempre nos reserva giros argumentales de vértigo que te hacen replantearte toda la historia. El único problema es cómo termina esta mujer las historias, siempre son finales alocados, hasta cierto punto bastante abiertos y que te hacen quedarte con la boca abierta de lo imprevisibles y raros que son. Esta no es una excepción, pero por ser ella siempre se lo perdono, merece la pena el resto.^^
Sigo diciendo que para probar a esta autora tan peculiar es mejor empezar por “Cosmética del enemigo” pero me encanta que los demás libros que voy leyendo de ella me sigan sorprendiendo preguntándome¿Cómo se le ocurren semejantes ideas?
Me encantaría coger una maleta y mudarme al cerebro de Amélie Nothomb, se que sería un viaje apasionante, un tanto agitado y lleno de sorpresas.